Mi México ideal
17 Dic. 2019
Sueño con un México, en donde los contribuyentes pagamos todos los impuestos y los funcionarios públicos son castigados por robárselos o dilapidarlos. Sueño con jueces que ya no venden sus sentencias, con presos impedidos de seguir extorsionando desde las cárceles, con chacales que cometieron feminicidios y con curas pederastas que no nacieron de vientre humano y que juntos, son incinerados en leña verde. Sueño con la desaparición de comerciantes que venden litros de gasolina de 700 mililitros y con la extinción de periodistas que chantajean y ocultan la información a cambio de sobornos. Sueño con la obliteración de intelectuales que enajenan su inteligencia al Estado, defienden lo indefendible y engañan a los lectores incautos con datos manipulados ajenos a la realidad.
Sueño con que México deja de ser un país de reprobados, objetivo imposible de alcanzar con la actual "reforma educativa" que compromete el futuro de nuestra infancia. Sueño con castigar en las urnas a los políticos que olvidan lo prometido al acceder a la Presidencia, así como desprecio a los abogados que se venden a la contraparte, a los ingenieros que instalan alambrón y cobran varilla sin reflexionar en la seguridad de sus clientes, y execro a los cirujanos ávidos de dinero, que intervienen quirúrgicamente a sus pacientes cuando podrían curarlos con medicamentos.
Sueño con la imposición de sanciones draconianas al agricultor que utiliza fertilizantes cancerígenos para aumentar sus ganancias, o con privar de la libertad al constructor que vende en maqueta lo que jamás va a construir, así como fantaseo con castigar al funcionario que subasta el poder público al enajenar sus resoluciones, sin olvidar al legislador que suscribe iniciativas opuestas a los intereses de sus electores. Sueño con la publicación de fotografías de policías encarcelados por secuestrar o extorsionar a ciudadanos, así como sueño con encontrarme fotos de familias de políticos, pandillas también encarceladas, acusadas de complicidad por compartir los recursos robados al tesoro público. ¿Más fotos de presos? ¿Qué tal las de sacerdotes que bendijeron a los narcos a cambio de generosas limosnas? Sueño con un secretario de Hacienda que renuncia a su cargo al rechazar las políticas presidenciales que tarde o temprano conducirán a la debacle, por lo que presenta patrióticamente su dimisión para provocar un golpe de timón con el ánimo de evitar un previsible naufragio.
Sueño con un México, en donde el jefe del Estado ya no insista "en mandar al diablo a las instituciones", ni perdone a la "Mafia del Poder", ni destruya lo que generaciones de compatriotas han construido, ni se someta impúdicamente a los dictados de Washington. Sueño con cancelar la "estrategia" de "abrazos y no balazos" para combatir a los narcotraficantes, los más salvajes delincuentes de la dolorida historia de México, tenaces secuestradores de la economía y de la paz de la nación. Sueño con un crecimiento económico del 7% para rescatar a los marginados, en lugar de un temerario decremento de menos 1% que compromete la estabilidad social. Sueño con recuperar la confianza mundial en la marca "México", objetivo complejo, salvo que Trump ordene, sí, ordene, reactivar la paralizada economía mexicana solo para impedir un desplome de las exportaciones norteamericanas a México!
Sueño con un Estado de Derecho, con un fiscal autónomo, como el peruano. Sueño con salir a la calle y saber que tanto yo, como mis seres queridos, regresaremos intactos a casa. Sueño con imitar las políticas de desarrollo de Corea del Sur o de Singapur, con la creación millonaria de empleos y con la desaparición de leyes confiscatorias que ahuyentan a los inversionistas. Sueño con dejar de gobernar con recetas sacadas del bote de la basura, como las dádivas multibillonarias para comprar electores. Sueño con la terminación del NAICM, con la captación anual respectiva de 120 mil millones de dólares y con el ingreso de otros miles de millones de dólares de continuar con las rondas petroleras y con la reinstalación del Consejo de Promoción turística, entre otros delirios. Sí, pero la verdad, mi México ideal cada día lo veo más alejado de la realidad...