La

La "enmienda" mexicana

La 'enmienda' mexicana



Francisco Martín Moreno
en REFORMA

12 Ene. 2021


A raíz de los actos vandálicos acontecidos la semana pasada en Washington, nada menos que en el Capitolio, la sede del Poder Legislativo federal en Estados Unidos, Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de Representantes, demandó la destitución de Trump, porque, a su juicio "la persona que se encuentra al frente de Ejecutivo es un Presidente trastornado, peligroso y fuera de control". En una carta en la que informó al Congreso al respecto, Pelosi aseveró que la situación "no podría ser más peligrosa" y que era necesario "hacer todo lo posible para proteger al pueblo estadounidense del asalto al país y a la democracia". La famosa legisladora invocó entonces la Enmienda 25 de la Constitución para destituir a Trump a 12 días de la terminación de su mandato, objetivo que, de no lograrse, de cualquier manera le impediría participar en las próximas elecciones intermedias, para ya ni hablar de la reelección en el 2024.

En nuestra Carta Magna no existe un proceso legal para destituir al primer mandatario. El artículo 86 estable lo siguiente: "El cargo de Presidente de la República sólo es renunciable por causa grave, que calificará el Congreso de la Unión, ante el que se presentará la renuncia". Ningún dispositivo constitucional mexicano contiene la posibilidad de una destitución, una justificada exigencia republicana que los mexicanos debemos hacer valer para el caso de que llegue al máximo poder mexicano un Presidente "trastornado, peligroso y fuera de control" decidido a acabar con nuestra embrionaria democracia...

La Enmienda 25: "En caso de que el Presidente sea depuesto de su cargo el vicepresidente se convertirá en Presidente... Los principales funcionarios del Ejecutivo o de cualquier otro organismo que el Congreso disponga por ley transmitirán en un plazo de 4 días al presidente del Senado y al presidente de la Cámara de Representantes su declaración por escrito de que el Presidente no puede ejercer sus poderes y deberes de su cargo". Acto seguido, el Congreso, obligado a reunirse, determinará por dos terceras partes de votos de ambas Cámaras que el Presidente no puede cumplir con los poderes y deberes de su cargo. De no satisfacerse este requisito, el Presidente reasumirá las facultades y deberes de su cargo.

Después del terrible asesinato de Pino Suárez en 1913, el constituyente de 1917 desapareció la figura del vicepresidente. En 108 años no hemos sido capaces de instrumentar un proceso legal para destituir al Jefe Máximo, al supremo intérprete de la voluntad nacional, al infalible titular del Poder Ejecutivo, si se trata de un sujeto de mala fe o privado de sus facultades mentales, que intente destruir la herencia democrática y auténticamente liberal de México con recetas anacrónicas extraídas del bote de la basura de la historia política y económica del país.

No podemos permitir la estancia en el poder un Presidente depredador, nocivo y pernicioso, decidido a destruir las instituciones republicanas y la economía, entre otros daños mayores, y los mexicanos no contemos con recursos jurídicos para impedir la destrucción de nuestro país. ¿Nos quedaremos cruzados de brazos mientras lo anterior acontece? Resulta imperativo no solo maniatar, sino destituir a un Presidente que carezca de la capacidad y equilibrio emocional requerido para conducir a la nación a buen puerto. La Constitución establece la renuncia por causa grave, sí, pero el objetivo consiste en lograr la destitución, por lo que me pregunto: ¿los morenistas, supuestamente "liberales", que todavía cuentan desgraciadamente con mayoría legislativa, se atreverían a proponer una iniciativa constitucional, una "enmienda a la mexicana" para destituir en el futuro, de acuerdo con un procedimiento específico, al Jefe del Ejecutivo y salvar así, oportunamente, al país de una debacle? No, no basta la revocación del mandato a la mitad de cierta administración, la destitución se debe imponer en todo momento.

Si los morenistas se niegan a instrumentar una reforma de dicha naturaleza no solo serán etiquetados como conservadores, sino como cómplices de un desastre que pudo evitarse con visión patriótica...

 
@fmartinmoreno